Atención, ha llegado la hora de aprender algo nuevo que quizás les ayude a entender ciertas historias que a menudo terminan de forma abrupta o no explican ciertos sucesos que parecen ocurrir de la nada o simplemente porque si.
Deus ex machina
Deus ex machina es una expresión latina que significa «dios desde la maquina». Se origina en el teatro griego y romano, cuando una grúa (machina) introduce una deidad (deus) proveniente de fuera del escenario para resolver una situación.
Actualmente es utilizada para referirse a un elemento externo que resuelve una historia sin seguir su lógica interna. Desde el punto de vista de la estructura de un guión, “Deus ex Machina” hace referencia a cualquier acontecimiento cuya causa viene impuesta por necesidades del propio guion, a fin de que mantenga lo que se espera de él desde un punto de vista del interés, de la comercialidad, de la estética, o de cualquier otro factor, incurriendo en una falta de coherencia interna.
No es necesario investigar demasiado en los guiones para encontrar ejemplos de “Deus ex Machina”. Bien sea la llegada del héroe en el último momento, la inesperada carga de caballería, el oportuno eclipse, o la sorprendente necedad del villano perdiendo el tiempo al contarle los planes a los protagonistas, es muy difícil evitar la aparición de estos elementos. El motivo en general es simple: en muchos guiones, la trama es el hilo primario de creación al que se tienen que adaptar todos los demás elementos.
El principal problema de este tipo de acontecimientos es que, al percibirse la falta de coherencia interna, puede producir incomodidad, ya sea entre lectores, espectadores, o actores, dependiendo de la obra. La cantidad justa de casualidad impuesta por la narración es un ingrediente difícil de manejar para el guionista: por una parte, es un método fácil para obtener la trama deseada, pero también puede hacer que el conjunto no resulte creíble o que incluso roce en el surrealismo.
Como evitarlo
Una de las formas de evitarlo es recurriendo al planting y al pay off (clímax de una narrativa o una secuencia de acontecimientos).
Otra forma es demostrar o reconocer abiertamente lo improbable o azaroso que resulta. En la película "Casablanca", tras un encuentro en un lejano lugar del mundo el propio protagonista exclama:
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